sábado, 20 de junio de 2009

Mente

Respiro, lentamente, siento como la risa del viento entra en mi. El corazón recuerda melancólico como es tenerte a mi lado, recuerda esa sensación de estar entre tus brazos que es tan difícil de conseguir, la distancia parece absurda, pero es innegable. Inhalo, me absorbo en tu aroma, la cadencia de tu voz, la armonía de tus ojos pardos, me lleno de ti, me lleno de tu memoria. El viento me despeina, pero no logra llevarse tu minima presencia. Exhalo, toco mis labios y la sensación de calor me tranquiliza. La razón me pide marcharme, pero el corazón no quiere dejar de pensarte. Con los ojos ciegos alcanzo a verte, tu blanca piel, puedo sentirla sobre mi. Se agita la respiración, tu espalda perfecta es la causa, mis manos son el medio. Se calla el ambiente para dejarte susurrar a mi oído palabras que quiero entender. Yo también te quiero. Y entonces abro los ojos.